El Despertar De La Diosa Y La Danza Oriental Terapeutica
Escrito por Beatriz Merino Guardiola
Publicado por la editorial Mandala Ediciones
La Danza Oriental se compone de movimientos naturales que trabajan con el cuerpo no contra él. Y estos ejercitan y activan de la manera más suave nuestro vehículo físico y sus funciones. Los movimientos rotativos y de ondulación hacen trabajar los músculos y las articulaciones en un amplio rango de formas, a la vez que éstos masajean las zonas del cuerpo involucradas, expulsando fuera de éste todas las tensiones.
Por ejemplo en el ritmo lento del Taxim, un solo instrumental improvisa una hipnótica melodía. Y entonces la bailarina responde a este llamado con movimientos circulares, ondulantes y suaves del torso, caderas, brazos y cabeza. Este placentero movimiento armoniza el sistema nervioso central, enviando la energía vital y de las sustancias hormonales a través de todo el cuerpo. La mente deviene relajada y equilibrada.
A través de los movimientos improvisados, la bailarina se centra en su respuesta creativa a la música. Esto le permite situarse y vivir el momento presente. Y en este estar en trance pueden manifestarse estados alterados de conciencia que conducen a la persona a experimentar una sensación de frescura y recarga energética una vez ha concluido su danza.